BUENOS AIRES

En dos días, manejando mucho, llegamos a Buenos Aires. La entrada, mejor dicho la ubicada, fue un poquito difícil pero, finalmente, preguntado mucho, encontramos el apartamento de Andrea. El domingo fue un día de descanso y aprovechamos también para conocer un poquito la zona, igual el lunes. Ese mismo día por la noche salimos con los papás de Andrea a comer y conocimos un poquito más de esta ciudad tan grande y tan tan bonita.
El martes, como a las 3 de la mañana, ¡nos encontramos con mi mamá!, nos hizo madrugar y vino a seguir con nosotros lo que nos queda del paseo, hasta volver a Manizales. Por la tarde, volvimos al aeropuerto, esta vez para encontrarnos con Juan y Andrea que venían, afortunadamente ilesos, del naufragio del Explorer en la Antártida. Lamentamos mucho el accidente y todas las pérdidas, que lastima el motivo pero, que bueno que pudimos estar con ellos. No podemos negar que disfrutamos mucho con ellos esa semanita y yo creo que ellos también, a pesar de la fama…
El miércoles tomamos por primera vez el subte, tomamos: en Argentina no se coge, bueno, no el bus, el subte, el tren… esa lección ya la aprendimos con varias metidas de pata y la seguimos metiendo. El subte nos llevó hasta la Plaza de Mayo (la de las protestas de las madres que perdieron a sus hijos en la dictadura), al lado de esta plaza está la Casa Rosada (el lugar de trabajo de los presidentes), l a catedral, la manzana de las luces y otros edificios muy bonitos que nos recuerdan porque a Buenos Aires le dicen la Paris de Suramérica. Caminamos hasta el obelisco, el punto cero del que parten todas las carreteras de Argentina, después hasta el parque San Martín y de ahí por la calle peatonal Florida donde vimos un buen espectáculo de tango callejero antes de volver al subte.
Ningún viaje a Buenos Aires está completo si no se va al Tigre, un municipio que está pegado a Buenos Aires capital, pero no hace parte de éste. El Tigre es uno de los deltas del río Paraná y, tomando una lancha o un catamarán, se puede hacer un recorrido muy bonito. Y a la venida aprovechamos para conocer algunos barrios del norte como San Isidro, y Palermo que tiene unos bosques y parques espectaculares.
Para ver un poquito el contraste entre el norte y el sur, el viernes fuimos a la Boca (funciona más o menos como norte y sur en Bogotá) y también para conocer la famosa calle de Gardel: Caminito. Una calle peatonal con mucha alegría, artistas, tangueros y casas de todos los colores que la llenan de vida. Después, nos dimos una pasadita por Puerto Madero. Antiguamente funcionaba como puerto, pero lo abandonaron y unos años después los edificios fueron reciclados para hacer restaurantes, hoy es una de las zonas más caras de Buenos Aires. Y, antes de volver, pasamos por San Telmo un barrio también muy bonito.
El sábado cada uno salió por su lado y por la tarde nos encontramos los cinco para ir a la recoleta. Primero visitamos el cementerio, con el mismo nombre, donde está la tumba de personajes muy famosos como Eva Perón y el general Roca. Después, dimos una vuelta por la grandísima feria artesanal que hay todos los fines de semana en el parque. Por la noche, nuestra última noche Buenos Aires, fuimos a tomarnos un café en el Café Tortoni, uno de los más tradicionales de la ciudad, si no es el más. En el 2008 cumple 150 años y lo han visitado personas como Gardel, Borges y Alfonsina Storni.
Al otro día nos despedimos de Juan y Andrea y seguimos sin acostumbrarnos… No es que hallamos llorado, no no que tal. Después de lograr encontrar la salida y estar ya en las afueras nos acordamos que se nos había quedado una bobadita: la plata. Y como si una despedida no fuera suficiente, nos tocó llamar a Juan para que nos la llevara en un “remise” y nos volvimos a despedir, esta vez con menos lágrimas.
Andrea es una excelente guía y Buenos Aires nos encantó, en esta ciudad hay una librería en cada esquina y tiene más teatros que Londres, la gente es más querida de lo que nos habían dicho y hay vida en todas partes a cualquier hora, es muy linda y tiene de todo para todos los gustos. Fue muy triste dejarla, pero es una de esas ciudades a las que hay que volver, sin excusas.

No hay comentarios: