LLEGANDO AL FIN DEL MUNDO

De nuevo en Argentina, tomamos la ruta 40, la carretera que atraviesa el país de norte a sur. Entramos primero a Perito Moreno, un pueblito caro y no muy interesante que está sobrevalorado por ser la base y punto de abastecimiento de quienes van hacia el sur. Al día siguiente, planeábamos llegar al Chalten (capital del treeking) pero, nos dimos cuenta de que la gasolina no iba a ser suficiente para los kilómetros que nos faltaban, teniendo además en cuenta los fuertes vientos patagónicos que en algunas partes no dejan avanzar mucho el carro. Entonces, nos tocó tomar un pequeño desvío hasta el pueblo más cercano: Gobernador Gregores a 70 km, también sobrevalorado en cuestión de precios, pero por lo menos pudimos comprar gasolina y pasar la noche en un hostal.

Y al otro día… si llegamos a Chalten, un pueblito que sólo tiene 22 años, pero ha crecido muy rápido gracias al turismo, sobre todo de treeking y escalada, pues está rodeado por la cordillera Fitz Roy y tiene grandes montañas para escalar como el Cerro Castillo y el Famoso Cerro Fitz Roy, que no pudimos ver por las nubes que muchas veces lo tapan, lo que le ha dado el apodo de montaña que humea. Encontramos un muy buen hostal a 25 pesos, muy barato para este lugar lleno de turistas. Al otro día fuimos a conocer el Lago del Desierto, lo que más nos gustó fue el camino, rodeado de nevados, ríos cristalinos, laguitos y algunas cascadas que vale la pena visitar. Vimos también 4 cóndores volando muy cerca, patos y varias liebres que salían saltando rápidamente al vernos, encontramos también una muerta, pero esa no nos gustó tanto, aunque nos sirvió para ver el gran tamaño que tienen.

Después de Chalten, fuimos al Calafate, también muy turístico. Desde ahí fuimos a conocer el glaciar Perito Moreno: simplemente espectacular. Es una masa enorme de hielo que combina el blanco y el azul a su antojo y ruge con fuerza mientras se desgarra por dentro a causa de su paso por una parte más estrecha que lo obliga a compactarse. A veces, cuando ya nadie lo espera, suelta un pedacito de hielo que cae desde lo alto causando un estruendo, no tan fuerte y no comparable con nada.

En Calafate hicimos un cambio de planes. Pensábamos ir primero a Punta Arenas y Torres del Paine en Chile pero, para poder encontrarnos con Juan Carlos que iba a estar en Ushuaia el 10 y el 11 de noviembre, decidimos hacer la vuelta al revés. Así que. Bajamos a Río Gallegos, después de dormir ahí cruzamos en barcaza para llegar a la Isla Grande de Tierra del Fuego.
Después de cruzar 2 fronteras para quedar de nuevo en Argentina (la isla está atravesada por un pedazo que hace muchos años un presidente argentino le regaló a Chile) llegamos a Río Grande, donde, por una gran coincidencia, conocimos un argentino casado con una paisa. Vio la placa de Colombia y nos invitó a su casa, nos dio chocolate Luker, nos presentó su familia y hasta nos ofreció quedarnos a dormir allá y nosotros aceptamos encantados la idea de compartir con gente tan amable.
Al día siguiente debíamos llegar a Ushuaia, pero no pudimos salir antes del medio día, no nos daban ganas de irnos. Finalmente, salimos y llegamos por la tarde, pero el barco de Juan Carlos estaba retrasado por el mal tiempo, así que nos fuimos a caminar, a conocer la ciudad y a hacer algunas compras. Al otro día muy temprano, 6:00 am, y con el frío que quedó después de una nevada, nos fuimos a buscar a Juan Carlos y Andrea, pero no nos dejaron entrar al puerto y no pudimos encontrarnos hasta las 7:00. Pero no importa estábamos en el fin del mundo. Estuvimos con ellos 2 todo el día y por la noche fuimos a conocer a Oscar y Sonia, unos amigos suyos queridísimos, que nos ayudaron a planear muchas cosas para lo que nos falta del viaje, como ellos ya han conocido tanto nos dieron mucha información sobre rutas, lugares y consejos. El 11 ¡conocimos el Explorer! Para calmar las ganas Juan Carlos nos consiguió el permiso para entrar al puerto y al barco, después almorzamos juntos y llegó la hora de la despedida, aunque ya han sido tantas, no nos acostumbramos todavía.
Por la tarde, ya solitos, fuimos a conocer el museo naval y del presidio, nos tocaron varias nevadas fuertes y por la noche volvimos a la casa de Oscar y Sonia, pues nos invitaron a comer y celebrar el cumpleaños de Sonia.
En nuestro último día en Ushuaia fuimos a conocer el Parque Nacional de Tierra del Fuego, aunque el clima no nos ayudó mucho, vimos muchos lagos bonitos y llegamos hasta la Pataia: el fin de la ruta 3, allí termina la carretera que llega más al sur, la última carretera del continente. Regresamos a Ushuaia, donde seguía nevando en plena primavera y la encontramos por primera vez cubierta de blanco.
Volvimos a Río grande, de nuevo a la casa de Nano y Patricia (la familia de argentinos con mamá de Medellín) y nos recibieron con ¡frijoles y arepas! los primeros que nos comemos desde hace casi 2 meses y medio, ya no nos acordábamos a que sabían, pero nos volvieron a encantar. Dormimos ahí y al otro día… otra vez casi no pudimos salir, nos hacía sentir como en familia y así ¿quién se va?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente relato, ahora que los pude conocer en persona puedo entender mejor las peripecias vividas.

Espero continuen con la historia, tengo fotos (pocas) de la visita que les hice en la casa donde paraban en Buenos Aires.

La verdad fue un verdadero placer conocerlos.

No olviden enviarme muchas fotos asi las subo al foro del KIA SPORTAGE CLUB

Saludos Greco www.kia-sportage.com.ar